Ludwig von Mises: El Buen Economista


Hoy, 29 de septiembre, se conmemora el natalicio de una de las mentes más brillantes del siglo XX: el economista austríaco Ludwig von Mises.
El aporte de Mises a la ciencia económica en inconmesurable. En tiempos donde sus contemporáneos se inclinaron por la homologación del estudio económico al método de las ciencias naturales, él comprendió que el estudio económico necesariamente debía incorporar la comprensión del actuar del hombre. La praxeología (estudio de la lógica de la acción) constituyó desde entonces un nuevo paradigma: los axiomas de naturaleza auto-evidente y deducidos de forma lógica confirieron a la disciplina un renovado carácter científico.

Asimilar que la motivación para la acción en los seres humanos pensantes es pasar de un estado menos satisfactorio a uno de mayor satisfacción, introdujo una nueva dimensión en el análisis de fenómenos económicos, una herramienta  que aunque infravalorada en otras escuelas, resulta fundamental en el quehacer austriaco.

En este axioma de la acción, en palabras de Hoppe: «la proposición de que los seres humanos actúan, precisamente, cumple con los requisitos para una proposición sintética a priori verdadera. No se puede negar que esta proposición es verdadera ya que tal negación tendría que ser clasificada como una acción y así la verdad de la afirmación literalmente no se puede deshacer. Y el axioma tampoco se deriva de la observación – solo hay movimientos corporales que pueden ser observados, pero no tales cosas como acciones- sino que se deriva de conocimiento reflexivo».
« (…) La gran visión de Mises fue percibir que el razonamiento económico tiene su fundamento precisamente  en esta comprensión de la acción; y que el estatus de la economía como una especie de lógica aplicada se deriva del estatus del axioma de la acción como proposición a priori sintética verdadera. Las Leyes de intercambio, la Ley de la utilidad marginal decreciente, la Ley ricardiana de asociación, la Ley de control de precios y la Teoría cuantitativa del dinero, se pueden deducir lógicamente de éste axioma. Y esta es la razón por la que resulta ridículo pensar que tales proposiciones son del mismo tipo epistemológico que las de las ciencias naturales. Pensar que lo son, y de acuerdo a eso, requerir experimentos para su validación, es como suponer que tenemos que llevar a cabo algún proceso de encontrar hechos sin conocer el resultado posible a fin de establecer el hecho que uno es un actor. En una palabra: absurdo».

Resulta difícil, una vez que se ha descubierto la praxeología, no incorporarla a la problemática económica. Y resulta difícil también comprender como muchos economistas pueden pasarla por alto.

¿Qué distingue a un buen economista de un mal economista?

Friedman cree que hay economistas innatos, a quienes incluso sin estudiar la carrera los principios «les resultan evidentes»; también dice Friedman que existen economistas que aún con grado académico no entienden los principios, fenómeno «extraño pero cierto».

En el último tiempo en Chile hemos sido testigos del surgimiento de «economistas» o «expertos en economía y finanzas» que son invitados por los medios para comentar e influir en el debate público. Sería interesante reflexionar sobre cuál es el criterio adecuado para calificarlos de esta manera, y por qué gozan de tanta tribuna mediática. ¿Es un buen filtro el grado académico? Desde luego puede serlo, pero no es suficiente. ¿El carisma, la facilidad para explicar? Son importantes pero no nos dicen nada acerca de la honestidad discursiva e intelectual.

La triste historia del economista estrella, líder de opinión que resultó ser un estafador podría seguirse repitiendo, porque el cinismo de decir que «no se busca ninguna ganancia» se celebra, en vez de despertar sospechas. Es por esto que propongo, en honor al maestro Mises, que el  filtro por excelencia para calificar a un economista sea -si no es posible la total adhesión- por lo menos la no negación del axioma de la acción: alguien que declare «no perseguir ganancias» o que califique como inmoral el lucro, simplemente no entiende la naturaleza humana, y no es por lo tanto, un buen referente analítico.





Mises no sólo fue un buen economista, además es un referente para todos los buenos economistas. ¡Feliz cumpleaños Ludwig von Mises!












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