Legislación Antimonopolio: Un Edificio Construido En La Arena.


 Si bien es una increíble Odisea tratar de argumentar que la legislación antimonopolio es innecesaria y que lo que se define acorde a ésta como ‘delito’ no tiene ningún sustento científico serio, la confianza en el poder de los argumentos lógicos invita a, por lo menos, tratar de intentarlo.
Y es que tanto del análisis económico positivo como del normativo surgen serias razones para considerar su «inmediata abolición»[1]

Para entender esta afirmación, debe considerarse inicialmente que todo el aparato gubernamental  de ‘Defensa De La Libre Competencia’ está basado en el modelo de equilibrio de competencia perfecta neoclásico.

Este modelo de competencia considera los siguientes supuestos:
a)            Oferentes y demandantes sólo se mueven influenciados por los precios.
b)            Hay una cantidad tan grande de oferentes que no es posible una injerencia significativa de cada uno sobre el precio.
c)            Los bienes son homogéneos, no diferenciables entre sí.
d)            Los agentes,  en sus decisiones de compra o venta poseen conocimiento perfecto de todos los precios del mercado. No hay costos asociados a las transacciones.
e)            No existen barreras de entrada o salida, tales como regulaciones o impuestos.

De esta manera, cualquier desviación de este modelo constituiría una conducta anti-competitiva, tales como:

a)            La influencia de otros factores distintos del precio en decisiones de compra.
b)            El bajo grado de concentración de empresas en un rubro determinado (oligopolio) o la presencia de un solo productor (monopolio)
c)            Productos heterogéneos y diferenciables.
d)            Información imperfecta sobre los precios, niveles de producción más bajos y precios más altos
e)            Existencia de barreras de entrada o salida.


Es decir, se juzga a las empresas como competitivas (o con poder monopólico) de un mercado determinado por cuanto se acercan (o alejan) de un modelo irreal

La falencia más grave del modelo de competencia perfecta al estudiar procesos de mercado, es que desconoce el rol del emprendedor (que visualiza en las diferencias propias de un mercado imperfecto la oportunidad para buscar ganancias) y la influencia indesmentible del tiempo y la incertidumbre para la articulación de planes empresariales.



 Construcción En La Arena.

El ‘poder monopólico’ que tendrían las empresas cuando el mercado en cuestión se divide en pocos productores y no muchos como señala el modelo de competencia perfecta, consiste en una restricción de la producción y un aumento de precio, es decir, un daño directo para el consumidor.




Una empresa con poder de monopolio produciría menos (QM) y cobraría más (PM) que una empresa «competitiva»



 El profesor Dominick Armentano, estudioso de la competencia y consciente de los problemas de modelarla de esta forma, inició una completa investigación de los casos más emblemáticos desde los orígenes de la legislación antitrust en Estados Unidos. Como documenta en su obra El mito del Antitrust, no existe evidencia empírica robusta que permita concluir que compañías acusadas de tener poder monopólico perjudiquen a los consumidores. La evidencia señala que en muchos casos, lejos de existir una restricción de la producción, ésta incluso se incrementa. Expone -por ejemplo- que mientras el PNB real de la economía de Estados Unidos en el periodo 1880-1890 creció en total un 24%, la producción real de sectores acusados de poder monopólico se incrementó un 175% en promedio y los precios, lejos de elevarse,  resultaron ser incluso más bajos que los de los competidores.
La hipótesis de que la legislación antimonopolio surgió para proteger a los productores menos eficientes que presionaban al sector político por ayudas ante la incapacidad de igualar el desempeño de los grandes de la industria, toma fuerza si se asume que  de haber existido efectivamente un alza de precios y una restricción en la producción ellos (los productores «sin poder de monopolio») habrían sido los más favorecidos, cobrando un precio inferior y capturando clientes.
Se puede seguir profundizando al respecto.
Si por definición un monopolio es indeseable porque provoca ineficiencias que perjudican al consumidor, ¿Por qué se permite entonces la existencia de monopolios estatales? ¿Es que acaso las leyes económicas sólo son aplicables al sector privado?
Resulta absolutamente incongruente que monopolios ´naturales´ -que terminan por liquidar a los competidores al imposibilitarles producir a menor costo- sean objeto de sanción mientras existen con toda normalidad monopolios estatales que excluyen por ley a cualquiera que desee competir con ellos.
Por otro lado, si nunca los productos son completamente homogéneos, existe diferenciación de marca, tecnologías asociadas, distintos modos y tiempos de producción, y distintas estrategias de publicidad ¿Cómo es posible y bajo que criterios puede delimitarse el mercado a estudiar?
La estrecha visión de la competencia estática –no hay entrepreneurs persiguiendo oportunidades de ganancia- se hace aún más inverosímil si la comparamos con otro tipo de competencia, como por ejemplo, la deportiva:



 (...) De hecho las competiciones deportivas se realizan precisamente porque no sabemos ni podemos saber antes del evento quién es el mejor jugador o equipo. Las expectativas previas de ganadores y perdedores se falsan con frecuencia. Conocer el resultado con certeza haría incomprensible jugar el encuentro. Manipular los resultados después del hecho sería perpetrar una injusticia contra jugadores y espectadores.

(...)Este procedimiento que sería rechazado automáticamente para competiciones deportivas o cualquier otro tipo de carrera competitiva en la vida (incluida la mayoría de los análisis científicos) es precisamente el que adoptan la inmensa mayoría de los economistas al pensar en la competencia. Lo que sería una paradoja evidente se elimina redefiniendo la competencia para que signifique casi lo contrario de lo que claramente quieren indicar el comportamiento y los fenómenos.                                O'Driscoll & Rizzo, «La Economía del Tiempo y la Ignorancia».




Cuando se entiende el mercado como un proceso dinámico e incierto, resulta simplemente imposible y carente de sentido, sancionar a quienes no llegan a un resultado de mercado, porque no existe ningún resultado de mercado predeterminado. Resulta estéril «congelar un instante» para obtener un precio de equilibrio pues es la existencia constante del desequilibrio lo que permite la innovación en la búsqueda de beneficios.
Al igual que en cualquier otro proceso competitivo, para cerciorarnos de que efectivamente el que gana es el mejor, sólo se requiere de normas mínimas claras, simples y universales. En una economía de libre mercado estas normas son la protección de la propiedad privada  y el cumplimiento de los contratos. Interferir sobre variables que son el resultado de la dinámica propia de mercado como el precio, la concentración de oferentes, los acuerdos horizontales, verticales, u otros, lejos de beneficiar al consumidor, hacen al proceso de mercado -desde una perspectiva cataláctica de la eficiencia-[2]  incluso más ineficiente.




«La cuestión más importante de la competencia es que es una condición necesaria para el funcionamiento del mercado, y no puede medirse por el número de competidores existentes en una industria dada. No obstante, políticos, abogados y otros, suelen confundir la existencia de la competencia con el número de competidores que sobreviven, cuando es la competencia como condición lo que precisamente elimina a muchos competidores». Thomas Sowell, «Economía básica».





Es imprescindible adoptar un paradigma dinámico para la comprensión del proceso de mercado en general, y de la competencia en particular.





[1] Armentano, D. 2015 «Contra El sistema Antimonopolio», p.47
[2] Cordato, R. 2007 «Efficiency and Externalities in an Open-Ended Universe». Cap.3




Comentarios

  1. Voy en paralelo porque no tengo nada que enseñarte sobre economía.

    Me cito a mi mismo:

    "La colusión, pacto de caballeros o como quieran llamarla, es un INVENTO legal estatal; es consecuencia de la libertad y no una agresión a ella (como escribió Axel Kaiser). La acciones libres (como coludirse) que no afectan los derechos (negativos) de los demás no siempre son moralmente buenas; por eso defendemos la libertad de drogarse, aunque el drogadicto afecte a su familia, por ejemplo.

    Deben ser los individuos y las instituciones privadas los que, de acuerdo a la moral imperante, celebran o penalizan ciertos comportamientos económicos".

    "Desde el liberalismo real (ya estoy en el "liberalismo real" xD ) no es posible prohibirle a dos o más empresarios ponerse de acuerdo (en lo que sea); así como también prohibírselo a los trabajadores o productores; siempre y cuando no usen la fuerza para imponerse."

    "Una empresa YA es una colusión de diversos agentes productivos (empresarios y trabajadores) que se pusieron de acuerdo para producir un determinado bien y cobrar un precio: que es el más alto que los consumidores estén dispuestos a pagar, o -desde el punto de vista del consumidor- el más bajo que están dispuestos a cobrar."

    Se argumenta que existe "dominación"; otros despistados hablan de "robo":

    "1. No hay "dominación" de consumidores. La única dominación posible es por la fuerza. A nadie le están poniendo la pistola al pecho para que compre un producto a un precio determinado.

    2. Si no se permite entrada a nuevos competidores no es un problema de las empresas sino del Estado y sus leyes."

    Cito al Profesor Rallo:

    "O dicho de otra manera: una de las principales ventajas competitivas es descubrir el tipo de organización empresarial óptima para generar en cada contexto económico el máximo valor posible para los consumidores. ¿Y cuál es esa organización empresarial óptima en cada contexto económico? Simplemente no lo sabemos: para eso existe el mercado… para probar, equivocarse, rectificar y terminar descubriéndolo. La competencia, decía Hayek, es un proceso de descubrimiento: y, por tanto, no sólo hemos de permitir la competencia en el precio o en las cualidades del producto final, sino también en la propia organización empresarial encargada de fabricarlo. ¿Podría ser el cártel una de esas formas de organización empresarial óptima en algunos contextos? Sí, podría."

    Voy a dejar estas premisas y me retiraré lentamente:

    1. Todos los precios no monopólicos son producto de un acuerdo tácito o expreso.
    2. Cuando un precio excede la lógica económica y no hay barreras de entrada, surge competencia.
    3. La competencia nunca es "perfecta", puede incluso entrar en acuerdos para subir precios; hasta que (2)
    4. El "precio justo" es el que se paga libremente -sin importar su origen- por un producto o servicio; ambas partes se benefician.
    5. Es el consumidor quién finalmente valida el precio que se cobra.

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  2. Me alegra que veas el mercado como lo que es: un proceso dinámico, incierto, de eterno aprendizaje, de ensayo y error. Cuando eso ocurre simplemente ya no hay vuelta atrás, se abre un nuevo horizonte mucho más amplio :)

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  3. "2. Cuando un precio excede la lógica económica y no hay barreras de entrada, surge competencia."

    Totalmente falso, una colusión de empresas que se fijan las cuotas de producción y funcionan como si fueran una sola empresa monopolica (aunque sean varias) pueden eliminar a cualquier competencia nada mas aparezca bajando temporalmente el precio por debajo de la línea de ganancia y luego subiendolo artificialmente al quebrar a la nueva empresa.

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    1. Rodrigo, gracias por tu comentario.
      Si muchas empresas libre y voluntariamente acuerdan fijación de precios comportándose como una sola monopólica, para evitar la entrada de nuevos competidores -obviamnete en ausencia de barreras de entrada- están OBLIGADOS a mantener los precios excesivamente bajos, pues de subirlos un poco, nuevamente crean la oportunidad de ingreso de nuevos oferentes. Y si empresas coludidas, para mantener su porción de mercado tienen los precios excesivamente bajos, limitando incluso su margen de ganancias,¿De que forma podría ser eso "malo" para el consumidor? Por otro lado, la literatura de casos de estudio demuestra que acuerdos colusorios son altamente inestables, debido a la intensa dinámica de mercado, por lo que legislar, solo hace más ineficiente y menos dinámico el natural proceso de ajuste de precios

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